26 de febrero de 2007

Sin título

Querida Isabel:
¡Estoy tan preocupado desde que me contaste lo de tu madre!
... Que cada vez que te ve escribiendo le entran ardores, que de la poesía no se vive, que un día te vas a encontrar tus papeles en la calle! ¡Qué barbaridades, Isa!
Dile que son esos papeles los que te hacen volar sentada en tu sillón, que escribir es una necesidad. Dile que no es que pretendas vivir de la poesía, sino que para ti vivir es poesía. Cuéntale que en tus escritos no tendrás un refugio que ofrecerle a la luna; y que si los tira, tirará las alas de un artista.
Te quiere mucho,
tu primo Eduardo.