27 de marzo de 2013

Descripción 2

Debían ser las 7 ó las 8 de la mañana y ya estaba sonando la puerta del salón al modo en que él solía hacerla despertar. Yo ya había despertado y me había incorporado hacía horas. Cada mañana hacíamos lo mismo: mi padre actuaba y yo observaba.
Hacía ya algunos años que nos hacía creer a todos que dejaba el tabaco, pero todos sabíamos que seguía fumando, y era por la mañana, a primera hora, cuando solía echar el primer cigarrillo. El resto de la jornada le resultaba frustrante y protestaba por todo, sólo disfrutaba del día a primera hora, desayunándose un dulce cigarro, que trataba de ocultar sin éxito alguno.

No hay comentarios: